A lo largo de cincuenta minutos, esta coreografía expresa la dificultad de encontrar, en este mundo nuestro de las prisas y la globalización, el espacio adecuado para reconocernos y para ser reconocidos por los otros. La música que acompaña al espectáculo es capaz de generar una atmósfera actual e intensa que propicia los sentimientos encontrados y empuja al pensamiento.
Una reflexión sobre la forma en la que nos vemos y sobre cómo nos queremos ver.